miércoles, 7 de marzo de 2012

La sustentabilidad es un objetivo ampliamente aceptado por todos, desde que fue introducido en 1987 por la Comisión Brundtland  (WCDE, 1987). La multidimensión (económica, social, ecológica, productiva y temporal) de la sustentabilidad hace necesario el desarrollo de metodologías que permitan medir y valorar, de forma objetiva y clara,  en qué medida se  cumplen los requisitos antes mencionados. Para ello se utilizan indicadores.  
Un indicador puede ser definido como “algo que hace claramente  perceptible una tendencia o un fenómeno que no es inmediatamente ni fácilmente detectable, y que permite comprender, sin  ambigüedades, el estado de la sustentabilidad de un sistema o los  puntos críticos que ponen en peligro la misma”(Sarandón, 1998).
Los indicadores contribuyen a hacer operativo el concepto de desarrollo sustentable puesto que en ellos intervienen valores mensurables, lo que  permite definir acciones concretas para corregir errores o desviaciones del  objetivo deseado. A su vez, su uso permite evaluar, en  qué medida un determinado sistema (productivo, económico de desarrollo etc..) cumple con los requisitos de  sustentabilidad, cuáles son sus puntos críticos y como evoluciona a lo largo del tiempo.
Ahora bien, existen dos aproximaciones cuando se aborda el tema de los indicadores. Una está basada en el principio de que los indicadores importantes de sustentabilidad  deben ser específicos para cada lugar o región y sistema, es decir depende del contexto específico. Por ejemplo es irrelevante medir la pérdida de cobertura boscosa en una región de savanas donde el potencial de pérdida es nulo.
Otra perspectiva  se basa en que los procedimientos para medir la sustentabilidad deben ser los mismos independientemente del contexto.
Ambas aproximaciones poseen ventajas y desventajas. La primera evita la dificultad de ponerse de acuerdo en un grupo de indicadores de aplicación universal, mientras que su desventaja es la dificultad de utilizar los indicadores locales para comparar resultados entre países o regiones diferentes. Esta es la fortaleza de la segunda aproximación de indicadores constantes, ya que permite establecer comparaciones entre diferentes países o regiones.
Por estas razones para desarrollar y utilizar indicadores es fundamental consensuar una definición de sustentabilidad, condiciones necesarias y características, definir una escala temporal y espacial adecuada, establecer el contexto y las condiciones iniciales para validar la comparación entre sistemas, precisar los valores o unidades de los indicadores y establecer una ponderación de los indicadores de acuerdo a su confiabilidad.
El  Indice de Sustentabilidad Ambiental del estudio de referencia constituye un resúmen ponderado de determinada manera de un conjunto de indicadores  seleccionados de acuerdo a la segunda aproximación  (indicadores universales). Por lo tanto tiene las ventajas y desventajas ya señaladas.
En forma resumida se construye a partir de un grupo de 20 indicadores constituídos a su vez por 2 a 8 variables cada uno lo que en total constituye una serie de 68 grupos de datos o indicadores primarios. A su vez los 20 indicadores pueden agruparse en 5 componentes principales, a saber:
·        Sistemas Ambientales.
·        Reducción de Impactos.
·        Capacidad Social e Institucional.
·        Compromiso Global.
·        Reducción de la vulnerabilidad Humana.


Como parte del programa de trabajo sobre Indicadores de Desarrollo Sustentable, adoptado por la Comisión sobre Desarrollo Sustentable (CDS) en 1995, se generó una lista de 134 indicadores y se sugirieron metodologías de estimación para que fuesen probadas y mejoradas a nivel nacional y mundial. Finalmente, a partir de pruebas nacionales y la consulta a expertos, se desarrolló un conjunto final de 58 indicadores, con una guía de estimación revisada para cada uno de ellos. La siguiente tabla presenta el conjunto final de indicadores con el tema y subtema en el que se
ubican.



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